Imagínate que las inteligencias artificiales pudieran pensar y adaptarse como un cerebro humano. No solo hacer cálculos rápidos, sino entender, aprender y adaptarse a lo que pase a su alrededor. Pues eso es justo lo que están intentando hacer una startup llamada Inait, junto con Microsoft.
El cerebro humano pesa solo 1,4 kilos pero tiene más de 86 mil millones de neuronas trabajando juntas. Replicar algo así es ultra complicado, pero Inait cree que va por buen camino.
La idea no es crear un «cerebro digital» gigante de un día para otro. Están empezando con modelos más pequeños y especializados: por ejemplo, uno que pueda tomar decisiones complejas en bolsa, o ayudar a robots a adaptarse a situaciones raras o cambiantes.
La clave de todo esto es hacer que las IAs puedan aprender rápido y enfrentarse a cosas nuevas sin quedarse bloqueadas, igual que hacemos las personas cuando vivimos algo por primera vez.
¿Por qué importa esto? Porque si lo consiguen, podría revolucionar sectores como las finanzas, la robótica o incluso el asesoramiento digital… y encima gastarían mucha menos energía que las IAs actuales (que chupan electricidad como locas).
De momento, es un proyecto gigante y todavía falta mucho para que se convierta en algo real. Pero si lo logran, podríamos ver en unos años robots o sistemas digitales que realmente «piensen» y se adapten como un humano.
¿Te imaginas tener un robot que no solo te ayude con los deberes, sino que entienda cómo te sientes cuando estás agobiado?